Verdini, ganador del Tambor de Oro 2024, hace un llamado enérgico al mundo de la danza y la cultura para que "abracen y incluyan a las personas con discapacidad"
San Sebastián, 20 Ene. - Este sábado, Isabel Verdini, galardonada con el Tambor de Oro 2024, hizo un llamamiento a la ciudad, a las instituciones y al mundo de la danza para abrazar la discapacidad y garantizar igualdad de oportunidades para todos. Emocionada, expresó su deseo de seguir avanzando hacia una Donostia inclusiva.
Nacida en San Sebastián en 1971, Isabel Verdini lleva más de 25 años dedicada a la formación en danza y ha creado su propio método de enseñanza, el "Método Verdini". La vida de Verdini cambió cuando nació su sobrina Haizea, quien tiene síndrome de Down, y desde entonces ha trabajado incansablemente por las personas con discapacidad, fundando la compañía Verdini Dantza Taldea.
En sus palabras de agradecimiento, Verdini reconoció a la Corporación donostiara, a su familia, a los bailarines y colaboradores por su apoyo a su compañía de danza. Afirmó que sus coreografías buscan contagiar a la sociedad su pasión y bailar al mundo desde el corazón.
El alcalde Eneko Goia entregó el Tambor de Oro 2024 a Isabel Verdini en una ceremonia en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. El premio reconoce su labor en favor de la inclusión de personas con discapacidad, su trabajo en formación y su impulso a la danza.
Goia destacó que Verdini representa valores como la cultura, el compromiso social y la superación personal. Agradeció su labor en derribar los "muros mentales" que limitan a las personas y señaló que su trabajo ha contribuido a una sociedad más justa.
Verdini ha sido pionera en la creación de espacios inclusivos a través de Verdini Dantza Taldea, una compañía de danza contemporánea que busca dar visibilidad a la diversidad y promover el desarrollo de capacidades de todas las personas. Su misión es transformar miedos y prejuicios en nuevas posibilidades y reivindicar un espacio artístico diverso y universal.
En la ceremonia de entrega, Verdini estuvo acompañada de su marido Jesús, sus familiares, amigos, colaboradores y bailarines de su grupo de danza. La emotividad se hizo presente durante la intervención de una colaboradora de la compañía, el agradecimiento de Verdini y la proyección de un vídeo que mostraba la actividad que la hizo merecedora del Tambor de Oro.
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