En Bilbao, el alcalde Juan María Aburto y en Palma de Mallorca, Jaime Martínez Llabrés, han destacado la emoción que están experimentando ambas ciudades con motivo de la final de la Copa del Rey que se celebrará este sábado y han asegurado que habrá un ambiente de "normalidad" entre las aficiones.

En una entrevista en Radio Euskadi, ambos alcaldes han comentado sobre la final de la Copa entre el Athletic y el RCD Mallorca que se llevará a cabo en Sevilla este fin de semana.

Aburto, quien ha pronosticado un resultado final de 2-1, ha manifestado que este es un momento "muy bonito e ilusionante" tanto para los equipos como para las ciudades.

Además de destacar el video realizado por los jugadores de ambos equipos promoviendo el respeto y mostrando su deseo de que el evento sea una fiesta, Aburto ha enfatizado en la gran ilusión que hay en Bilbao por volver a ganar el trofeo después de 40 años.

"Bilbao está teñida de rojiblanco, hay euforia, mucha ilusión, alegría y un ambiente festivo. La ciudad está disfrutando de este proceso porque llegar a una final ya es todo un éxito", ha expresado el alcalde.

Por otra parte, ha asegurado que no habrá ningún problema entre las aficiones y ha señalado que deberían dar ejemplo de convivencia entre personas diversas, ya que es una de las cosas más bonitas y saludables.

En cuanto al alcalde de Palma de Mallorca, Jaime Martínez Llabrés, ha admitido que el equipo balear tiene poca experiencia en finales y ha anticipado que se espera un partido intenso y reñido.

Después de mencionar que Palma de Mallorca también está volcada en la final, ha resaltado la dificultad que han enfrentado algunos aficionados de la isla para poder viajar hasta Sevilla, aunque ha destacado que la respuesta ha sido fantástica y todas las entradas se han vendido. "A pesar de los desplazamientos complicados, algunos aficionados lograron llegar", ha añadido.

Además, después de apostar por una victoria del RCD Mallorca por 1-2, ha defendido que al final, el fútbol y el deporte unen a todas las personas, destacando que tanto la afición bilbaína como la mallorquina son respetuosas y que habrá un clima de normalidad en la final.