El vibrante desfile de la ballena Bali transformó las calles de Bilbao en un festín visual y sonoro este domingo, atrayendo a cientos de familias y a un mar de niños que siguieron con entusiasmo cada paso de este singular evento.

La icónica ballena, símbolo indiscutible de la Aste Nagusia, surcó la Gran Vía en una mágica jornada que, gracias a un clima más benevolente, desbordó alegría y energía. Acusando la ola de calor detrás, los asistentes disfrutaron de un ambiente primaveral mientras Bali intercalaba chorros de agua que refrescaban a los expectante espectadores.

Rodeada de personajes entrañables como Pulpo, Besugo, Txangurro y Txirla, así como comparsas pesqueras y criaturas de la jungla, la ballena Bali se convirtió en el eje de un espectáculo que fusionó tradición y creatividad. Desde la Plaza Circular, la celebración comenzó a tomar vida al ritmo de la música justo después de las seis de la tarde, aclamando la diversidad cultural de la escena local.

Una destacada novedad en este año fue la participación de Mare Nostrum, una comparsa que rindió homenaje al mar Cantábrico a través de la representación de inmensas olas y medusas danzantes. Así, los asistentes quedaron completamente sumergidos en esta experiencia acuática a medida que avanzaban por las calles engalanadas.

Las Lobas de Mar, un grupo de mujeres que representan oficios tradicionales del litoral vasco, aportaron un toque de autenticidad al desfile, mostrando con orgullo sus habilidades como rederas y empacadoras mientras se mezclaban con los variados personajes del evento.

La música animada estuvo al mando de la batucada Trokobloco, junto a la Fanfarre Sama Siku y los arponeros que llenaron el ambiente con ritmo y alegría. Para sumar más color al evento, Congo Massa nos sorprendió con gigantescas marionetas de la fauna africana, entre ellas una cebra, un antílope y un hipopótamo, generando sonrisas entre los asistentes. El humor también estuvo presente gracias a los Brass Street Boys, quienes, vestidos con una divertida estética marinera, lograron robarse el show.

Como es tradición, se lanzó confeti al aire, permitiendo que todos los presentes se convirtieran en actores de esta maravillosa celebración, haciendo del desfile no solo un espectáculo visual, sino también una experiencia colectiva llena de participación y felicidad.