
El consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, ha destacado que, en las últimas semanas, ha surgido una intensa actividad por parte de algunos colectivos conectados con la izquierda abertzale, que parece tener como blanco a la Ertzaintza. En este sentido, no duda de que los altercados del pasado 12 de octubre en Vitoria-Gasteiz eran más objetivos de los radicales que la propia Falange, que se encontraba en la ciudad para llevar a cabo una concentración.
Durante una entrevista en Radio Popular-Herri Irratia, Zupiria criticó a partidos como EH Bildu y Sumar por proporcionar apoyo a estos grupos en lugar de condenar la violencia. Recordó que la última aparición de la Falange en Euskadi, en 2008, también estuvo marcada por disturbios, que se desarrollaron, según el consejero, por la acción de “los padres de esos jóvenes” que ahora protagonizan los conflictos actuales.
En su exposición, Zupiria subrayó que la situación que se vivió el 12 de octubre no se desencadenó únicamente por la presencia de la Falange, sino por una contramanifestación que se descontroló y resultó en agresiones hacia dicho grupo. También rememoró que hace 15 años, cuando el entonces Lehendakari era Ibarretxe, se prohibió una manifestación de la Falange, pero los tribunales finalmente fallaron a favor de su derecho a manifestarse.
El consejero hizo hincapié en que el Departamento de Seguridad no actúa motivado por ideologías, sino que su misión es proteger los derechos de todos los ciudadanos y organizaciones. A su juicio, es curioso que se enfoque tanto en un partido como la Falange, que cuenta con solamente 5,000 votos a nivel nacional, mientras ocurre el uso de la violencia en las calles.
Zupiria también recordó los incidentes ocurridos en Vitoria en 2008, señalando que los conflictos de ese día reforzaron la idea de que detrás de los actos de violencia de hoy están los mismos que en el pasado. Recalcó que la Falange ha sido un partido legal desde 1976, y hasta el momento ninguna fuerza política ha intentado ilegalizarlo, lo que le otorga derechos políticos plenos, incluyendo el acceso a financiamiento público.
Sin embargo, subrayó que esos derechos están limitados por la ley, y cualquier acto ilegal que cometa la Falange deberá ser sancionado. En relación con los grupos contrarios a la Falange, que también se manifestaron, mencionó varias organizaciones que, a pesar de sus diferencias internas, suelen actuar conjuntamente, como Ernai y GKS.
Zupiria expuso que, al parecer, ciertos partidos están dispuestos a dar cobertura a estos grupos radicales, sobre todo cuando hay incidentes violentos, desvió el foco de atención hacia la Falange para evitar lidiar con el problema real. Aseguró que la verdadera meta de esos grupos el 12 de octubre no era el partido de extrema derecha, sino desestabilizar el funcionamiento de la Ertzaintza.
El consejero se mostró preocupado por el emergente fenómeno de estos grupos, que parecen estar reviviendo situaciones de décadas pasadas, como se hizo en los años 70. A su juicio, esta fragmentación puede resultar en una dinámica similar a la de la época en que Herri Batasuna se consolido como una fuerza unificadora en el nacionalismo vasco.
Asimismo, afirmó que EH Bildu se enfrenta a un dilema en su evolución política, ya que su ideología original buscaba suplantar al PNV utilizando la violencia. Sin embargo, tras años de violencia, parece que han llegado a una conclusión pragmática, y a menudo se ven presionados a adoptar posturas que les acerquen a las políticas moderadas del PNV.
El consejero concluyó señalando que, en una democracia, la convivencia pacífica es fundamental, y que cualquier acto violento representa una violación de las normas esenciales que todos deben respetar. Además, recordó que la Ertzaintza, a pesar de su compromiso con la no violencia, debió adaptarse a situaciones complejas y a los riesgos que suponía enfrentarse a grupos radicales, justificando así el uso de fuerza razonable para restaurar el orden.
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